viernes, 24 de septiembre de 2010

¡SACATE LA PELECHA!

No sé que pasó, estaba nublado, y sin embargo quede como un tomate.
Me arde, me pica, me duele con el roce de la ropa… encima después empecé a despelecharme.
Irresistible resultó ir quitándolas con dedicatoria como cuando tomaba la sopa de chica…

Ésta por los prejuicios que siempre me juegan una mala pasada.  Quizás sería bueno darle más oportunidades a las segundas impresiones…
Ésta por los miedos, aquellos infundados que te paralizan, hacen que pierdas la chance y te quedes con las ganas…
Ésta por los proyectos frustrados, y por el persistente lamento de que no hayan sido. ¡Ya está, no fue!...
Ésta por los viejos amores, que dejaron heridas y rencores… al fin y al cabo, como dice Bernárdez...  “Porque después de todo he comprendido / que lo que el árbol tiene de florido / vive de lo que tiene sepultado.” …
Ésta por las costumbres impuestas, las cosas hechas por inercia, la falta de pasión en las opciones...

Y  de a poco aparecía la piel sana y nueva…
Y de a poco predisponía el corazón para empezar de nuevo…
aunque resulta  un trabajo lento, arduo y doloroso…  siempre viene bien, despelecharse.

lunes, 6 de septiembre de 2010

MATRIOSKA


Las encontré sentadas, café mediante, contándose las cosas del día…

La romántica: … y fui con labios pintados, como envueltos para regalo…

La estratega: …y mis movimientos pausados y seguros, la sonrisa causó el efecto buscado…

La desconfiada: … ¿Estás segura? Mirá que lo vi hacer unos gestos y comentarios… ¿Qué te hace pensar que justo ahora no está con la otra?

La guaranga: … no entiendo porque le das bola al pelotudo ese, es tan jueputa como todos los otros…

¡Callate nena! (así es, nunca superaba la censura), siempre con tus comentarios ordinarios y pesimistas. ¡Callate vos! Ilusa, no soy pesimista, soy realista. Bueno che, no se peleen, capaz que entendiste mal y en realidad era la hermana. Pero si no tiene hermana. ¿Cafeciiiito?

Las dejé bulliciosas en una masa uniforme de palabras. 
Odio cuando hablan de mí como si yo no fuera ellas.
La verdad... algunas noches termino muy aturdida, abrazando a mi osito de felpa.

Ma. Inés -*-