Nos juntamos a tomar un café en plena peatonal, cerquita del centro en nuestro bar favorito. Se la veía ofuscada, con el ceño fruncido. Apenas recibió la carta empezó su monólogo:
“¿Viste que María se puso de novio?.
Desde que lo hizo no para de hablar de él,
ya no podemos invitarla a salir porque viene con la mochilita,
o querés tomarte un té con ella y el novio piensa que le estamos ocultando algo.
No sé como no rompe con esa relación simbiótica aunque más no sea un rato.
Al final estar de novio es una cagada, no entiendo para que lo hace. Soltera se está mejor.”
La dejé hablar un rato… ella se queja, porque se siente sola. Es su costado egoísta el que extraña a María, que no la deja ver como es feliz acompañada… es curioso pero María opinaba exactamente lo mismo del noviazgo… hasta que lo vivió.
