miércoles, 6 de julio de 2011

COLORES DE UN FUEGO

- “¡Abu! ¡Contame un cuento!” Subiéndose a su falda, gritó demandante Macarena, que disfrutaba imaginando las cosas que su abuela le decía. Y despacito la Abu, que no podía negarse a semejante pedido, empezó a hilvanar las palabras…

- “Había una vez…” musitó la abu, empezando como empiezan todos los cuentos, así ganaba tiempo para recordar el resto.

- “No, no. ¡Ese cuento ya lo escuché!” Rezongaba Macarena. “Quiero uno de esos que te sabés vos, no de los que vienen en libros.”

- “Entonces, no te lo voy a contar, te lo voy a mostrar… En algún tiempo y en algún lugar, al principio de los principios, dos piedras chocaban y de su roce saltaban chispas que prendieron  fuego.
Seguro que vos ya conocés varios fuegos porque no hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos. Fuego sereno, que ni se entera del viento, y fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero... hay un fuego… hay un fuego que  arde la vida con tantas ganas que no se puede mirarlo sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.”


Decía esto mientras tiraba polvitos que tenía guardados en las alacenas de su casa, sobre la hornalla de su cocina.

- “¡Abu! ¡Eso es magia!” exclamaba sorprendida Macarena.

- “No m’hija… es maravilloso, pero no es magia… cuando algo se quema en ese fuego donde arde la vida, su luz es de un color característico, que las identifica... si ese fuego que arde es el Espíritu Santo, podés ver rojas llamas piadosas (CaCl2), azules como la ciencia (CuCl2 o CuSO4),  verdes fortaleza (Ac. Bórico), o amarillas de entendimiento (NaCl), lila Temor de Dios (KCl), verdes amarillentas de consejo (BaCl)  o, las que más me gustan, doradas de sabiduría (FeCl3).

Todos tenemos uno o varios de estos colores… ¿Te animás a acercarte al fueguito y descubrir cuál es el tuyo?”

[Adaptación de "Un mar de fueguitos" de Galeano, para una dinámica en Pentecostés fundamentada en la técnica de espectroscopía de llama donde al quemar algunas de las sales mencionadas entre paréntesis, la llama del mechero cambia su color].

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